El Sínodo plantea un «rito católico amazónico».

Los ‘viri probati’ son «una necesidad legítima -se dijo en la sala, pero que no puede condicionar un replanteamiento sustancial de la naturaleza del sacerdocio y de su relación con el celibato, prevista por la Iglesia de rito latino», aseguran

La Iglesia «es un ecosistema complejo con una ‘maravillosa biodiversidad espiritual’ que se expresa en diversas comunidades, expresiones culturales, formas de vida consagrada y ministerios»
«Un rito católico amazónico». Esta ha sido la propuesta estrella de las discusiones de los padres (y madres) sinodales durante la tarde de ayer. En un esfuerzo por mejorar la transparencia -y evitar el riesgo de ‘dos Sínodos’ del que habló Francisco en la mañana de ayer-, la Oficina de Prensa de la Santa Sede va a enviar un resumen de lo abordado en cada congregación general.

En la de ayer tarde, además de cuestiones de procedimiento (miembros de la comisión para la elaboración del documento final y de la comisión para la información), el Sínodo reflexionó sobre «los ritos indígenas», que «no están ligado a las supersticiones, siempre que pueda armonizarse con el verdadero espíritu litúrgico», afirma la nota vaticana. 

De ahí la sugerencia de iniciar en la Amazonía «un proceso de compartir las experiencias de aquellas comunidades indígenas que han inculturado celebraciones para ciertos sacramentos como el bautismo, el matrimonio o la ordenación sacerdotal». En este punto, surgió la propuesta de establecer «ad experimentum y según el correcto discernimiento teológico, litúrgico y pastoral – un rito católico amazónico para vivir y celebrar la fe en Cristo».

«Después de todo, se subrayó, así como hay un ecosistema ambiental, también hay un ecosistema eclesial», apuntaron los 176 sinodales que participaron.

Del mismo modo, los asistentes hincaron el diente a una de las propuestas más polémicas del Sínodo: la ordenación de curas casados o ‘viri probati’. En este punto, con cierta prudencia, se reconoció que «la escasez de sacerdotes es particularmente marcada» y que la petición «es una necesidad legítima», pero que «no puede condicionar un replanteamiento sustancial de la naturaleza del sacerdocio y de su relación con el celibato».

Otras voces plantearon una pastoral vocacional entre los jóvenes indígenas, «para favorecer la evangelización incluso en las zonas más remotas de la Amazonía», de modo que no se creen «católicos de primera clase» que puedan acercarse fácilmente a la Eucaristía y «católicos de segunda clase» que están destinados a permanecer sin el Pan de Vida durante dos años seguidos.

Los jóvenes y el clima

Por otro lado, se habló del protagonismo de los jóvenes en la lucha por la ecología integral, poniendo como ejemplo a la activista sueca Greta Thunberg y la iniciativa «La huelga por el clima». «El corazón joven -se dijo- quiere construir un mundo mejor, porque la generación de jóvenes representa una doctrina social en movimiento».

Para los sinodales, «los jóvenes de hoy sienten la necesidad de establecer una nueva relación con la Creación, una relación que no sea depredadora, sino atenta al sufrimiento del planeta. Por eso, el tema del medio ambiente -que es también ecuménico e interreligioso- debe ser visto por la Iglesia como un desafío positivo, como una exhortación al diálogo con los jóvenes, ayudándoles en el discernimiento adecuado para que su compromiso con la protección de la Creación no sea sólo un eslogan «verde y de moda», sino que se convierta realmente en una cuestión de vida o muerte, para el hombre y para el planeta».

Finalmente, varios sinodales pidieron la protección de las aguas subterráneas de la contaminación química resultante de la producción multinacional, para que los pueblos indígenas puedan sobrevivir preservando la cultura y siguiendo nuevos caminos de evangelización, y también se examinó la cuestión de los combustibles fósiles, que han de dejar de utilizarse, especialmente en los países más industrializados, «que son los principales contaminadores».

En la sala también se reflexionó sobre la necesidad de «superar aquellas formas de colonialismo que han caracterizado gran parte de la misión de los siglos pasados, a favor de la preservación de las identidades culturales de la Amazonía», y se planteó que la Iglesia «es un ecosistema complejo con una ‘maravillosa biodiversidad espiritual’ que se expresa en diversas comunidades, expresiones culturales, formas de vida consagrada y ministerios».  (Religion digital)

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