Víctor Codina: Lo que se juega en el sínodo de la amazonia.

El Padre Víctor Codina nos hace una reflexión profunda de todo lo que significara el sínodo que está muy pronto a celebrarse en Roma. Necesitamos ser orientados para poder entender lo que busca el Sínodo. Muchas afirmaciones y discusiones se hicieron producto del instrumentum laboris. Aquí un poco los elementos fundamentales que hacen más cercano la amazonia a nuestra misión 

LO QUE SE JUEGA EN EL SÍNODO DE LA AMAZONÍA.

Introducción cronológica.

El día 15 de octubre de  2017, el Papa Francisco convocó un Sínodo para octubre de 2019 en Roma sobre la Amazonía:”Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

La noticia sorprendió a muchos, pues se trata de un Sínodo de la Iglesia universal sobre un tema territorial muy concreto. En realidad esto no constituye una novedad, pues en años anteriores ya se habían celebrado varios Sínodos especiales en Roma sobre  África (1995,2009), América (1997), Asia (1998), Australia/Oceanía (1998), Europa (1991,1999) y Oriente Medio (2010).Lo que llama la atención es la importancia que con este Sínodo se quiere dar a la Amazonía.

Ya la V Conferencia del Episcopado latinoamericano y Caribe de 2007 en Aparecida había resaltado la importancia de Amazonía para la humanidad” (DAp 475) y la encíclica Laudato sí de Francisco en 2015 citaba la Amazonía como uno de los pulmones del planeta repletos de biodiversidad, objeto de los intereses económicos de corporaciones internacionales (LS 38).

En septiembre del 2014 en Brasilia nació la Red Eclesial Panamazónica o REPAM que agrupa  todas las jurisdicciones eclesiásticas con territorios amazónicos. La REPAM va a jugar un  papel  muy importante en todo el proceso sinodal amazónico[1].

El 19 de enero de 2018 Francisco visitó Puerto Maldonado, Perú y tuvo un encuentro muy significativo con los indígenas amazónicos a los cuales desea ante todo escuchar: “Está bien que ahora sean ustedes quienes se autodefinan y nos muestren su identidad. Necesitamos escucharles”. Esta visita de Francisco a Puerto Maldonado va a marcar definitivamente el rumbo del Sínodo amazónico

El 8 de junio de 2018 se publicó en Roma el Documento preparatorio del Sínodo de Obispos para la Asamblea especial sobre la Región Panamazónica, preparado por un conjunto de expertos.

En este Documento se afirma que las reflexiones de este Sínodo Especial superan el ámbito estrictamente eclesial amazónico, porque se enfocan a la Iglesia universal y al futuro de todo el planeta. Este Documento, siguiendo la metodología usual latinoamericana, presenta la realidad amazónica (1ª parte), discierne la necesidad de una conversión pastoral y ecológica (2ª parte) y busca nuevos caminos para una Iglesia con rostro amazónico (3ª parte).

La cuenca amazónica supone una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta (del 30 a 50% de la flora y la fauna del mundo), de agua dulce y un tercio de los bosques primarios del mundo  con su gran aporte a la captura de carbono.

La Amazonía se extiende por más de 7 millones y medio de kilómetros cuadrados, con nueve países que comparten este gran bioma: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Venezuela y la Guyana Francesa. En la Amazonía viven 33 millones de habitantes, de los cuales alrededor de 3 millones son indígenas, de 390 pueblos y nacionalidades distintas y otros 110 ó 130 de Pueblos  indígenas en Aislamiento voluntario (PIAV). Todos estos pueblos con culturas y lenguas diferentes son los custodios de la selva y sus recursos.

Pero la Amazonía está amenazada hoy por los intereses económicos que provocan tala indiscriminada en la selva, contaminación de ríos y lagos por el uso de agrotóxicos, extracción petrolera, minería extractivista, drogas y narcotráfico, con lo cual estos pueblos se han visto acorralados, expulsados de sus territorios, obligados a emigrar a las periferias de las grandes ciudades, muchas veces criminalizados, con explotación sexual de las mujeres, etc.

La Iglesia católica que durante muchos siglos ha intentado orientar y dar respuestas a los diferente contextos humanos y  ambientales, hoy desea buscar nuevos caminos que le alejen de los resquicios colonizadores del pasado y la abran  anunciar el evangelio de Jesús hoy en la Amazonía y configurar una Iglesia con rostro amazónico.

Pero lo más importante de este Documento preparatorio es que, siguiendo las indicaciones de Francisco en Puerto Maldonado, al final se presenta un amplio cuestionario para ser respondido por las comunidades y grupos indígenas. Hay la convicción de que el Espíritu habla a través de todo el pueblo de Dios y hay que escucharlo.

Esta metodología dialogal que Francisco ya quiso utilizar en los pasados Sínodos sobre la familia y los jóvenes, ahora se refuerza con la publicación del 15 de septiembre de 2018 de la Constitución apostólica Episcopalis communio sobre el sínodo de los obispos y su importancia en la Iglesia como instrumento privilegiado para escuchar la voz del Espíritu en orden a la evangelización del mundo de hoy. Y todo ello como expresión de la sinodalidad como dimensión constitutiva  de la Iglesia. De ahí se desprende la importancia del proceso consultivo antes de los Sínodos para escuchar el grito del pueblo, conscientes de que el Espíritu ha sido derramado sobre todo bautizado y que es necesario tener los oídos abiertos para escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Los obispos han de ser al mismo tiempo, maestros y discípulos.

En este clima de sinodalidad se comprende la importancia de la consulta de la REPAM a los pueblos amazónicos. Han sido consultadas 21.943 personas, de los cuales 6.337 son laicos (3.601 mujeres y 2.736 hombres), 477 religiosos, 1.973 jóvenes, 492 sacerdotes y obispos. Estuvieron involucradas 65.000 personas, con una total de 86.943 participantes (según datos de la secretaría de la REPAM). La síntesis de estas respuestas llena 200 páginas, con 800 anexos.[2]

A pesar de la diversidad de culturas, lenguas, creencias y ubicación de los encuestados (selvas, ribera de ríos, fronteras, periferia de grandes ciudades,…), de las respuestas emergen tres grandes  constantes:

1-un clamor doloroso y angustiante ante la situación de muerte que viven al ser expulsados de sus territorios, víctimas de genocidios y pobreza por las empresas multinacionales petroleras, madereras, mIneras extractivistas, monocultivos, agronegocios etc que provocan destrucción del hábitat, trata de personas, narcotráfico, presencia de grupos armados, agresiones a la cultura e identidad indígena, problema  de los jóvenes y de las nuevas generaciones

2-frente a esta situación de muerte, el mundo indígena ofrece la riqueza de su vida y cultura: ideal del “ buen vivir” en armonía con la naturaleza y la comunidad, n senti-pensar ecológico, modelo del cuidado de la tierra, sentido de la reciprocidad varón-mujer, solidaridad y hospitalidad, sabidurías ancestrales sobre salud, cultivo de la tierra, espiritualidad cósmica al Creador de la vida, sentido de gratuidad, de oración y fiesta, todo ello como alternativa al sistema de muerte hoy dominante.

3-frente a la Iglesia católica, los grupos muestran su profunda gratitud por la evangelización recibida de los misioneros del pasado y del presente, por sus aportes en educación, salud, promoción humana, etc. Pero al mismo tiempo expresan su deseo de una Iglesia no colonial, con rostro amazónico: ministros indígenas, inculturación de los misioneros en la lengua y culturas, reconocer el papel muy importante de laicos y sobre todo de la mujer; pero ante la escasez de clero ordenado y, las largas distancias, para no dejar perpetuamente al pueblo sin eucaristía se piden nuevos ministerios masculinos y femeninos, ordenación de hombres casados y de diaconisas, invertir en la formación de laicos, educación, universidades, radios, revisar profundamente la formación de los seminarios, etc. Pero al mismo tiempo se pide a la Iglesia que les ayuden en la defensa del territorio en contra de las empresas destructoras de la naturaleza y genocidas.

Como afirman los indígenas de la diócesis de Gauviare (Frontera Brasil Colombia y Perú):

“La tierra tiene sangre y se está desangrando, las multinacionales le han cortado las venas a nuestra madre tierra. Queremos que nuestro clamor indígena sea escuchado por todo el mundo”.

El Instrumentum laboris

A partir de estas respuestas se ha elaborado por una comisión compuesta por algunos Cardenales, Obispos, el grupo de teólogos asesores y de algunos miembros autóctonos de la Amazonía  el Documento de trabajo o Instrumentum laboris que fue presentado por la Secretaría del Sínodo el día 17 de junio del 2019. También durante estos meses se han celebrado seminarios en Washington DC, Bogotá, Sao, Paulo y Roma, para socializar la problemática sinodal.

Los que conozcan todo el proceso sinodal hasta ahora recorrido,  no hallarán en el Instrumentum laboris muchas novedades respecto a todo lo anterior, aunque algunos temas se desarrollen más amplia y profundamente.

Dicho Documento sigue el esquema tradicional latinoamericano del ver, juzgar y actuar, pero acentuando la dimensión es escuchar, de acuerdo con los deseos de Francisco en Puerto Maldonado y en Episcopalis communio.Y se orienta a una conversión pastoral a la luz de Evangelii gaudium, a una conversión ecológica a través de Laudato sí y a una conversión a la sinodalidad eclesial, siguiendo Episcopalis communio  (5)

La parte I, La voz de la Amazonía aborda el tema de la Amazonía como fuente de vida, a la luz de la afirmación joánica de que Jesús ha venido para darnos  vida y para que tengamos vida en plenitud (Jn 10,10). El Sínodo se desenvuelve en torno al tema de la vida, la vida del territorio amazónico, y de sus pueblos, la vida de la Iglesia y la vida del planeta (8). Pero esta vida está hoy amenazada por la criminalización  y asesinato de líderes defensores del territorio,  apropiación de los bienes de naturaleza y como de la misma  agua, concesiones  madereras  legales e ingreso de ilegales, caza y pesca predatorias, mega-proyectos hidroeléctricos, concesiones forestales, tala para producir monocultivos, carreteras y ferrovías, contaminación ocasionada por la industria extractiva  que produce enfermedades a niños y jóvenes, problemas sociales asociados a estas amenazas, como alcoholismo, violencia contra la mujer, trabajo sexual, tráfico de personas, pérdida de su cultura e identidad, pobreza.(15).Hay que defender la vida enfrentando la explotación y defendiendo el territorio como lugar de vida y de revelación de Dios (17-27).

Se desea que el Sínodo sea un signo de los tiempos, un momento de gracia donde el Espíritu abra nuevos caminos a través del discernimiento con el Pueblo de Dios (28), que sea un nuevo Pentecostés de esperanza para el mundo (30-40).

La parte II, Ecología integral: el clamor de la  tierra y de los pobres expone ampliamente diversos temas socio-económicos de la Amazonía,  como la destrucción extractivista, los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, migración, urbanización, familia y comunidad, corrupción, salud integral (44-98) y la necesidad  de una conversión ecológica que nos reconcilie con la tierra (99-100).

La parte III, Iglesia profética en la Amazonía:desafíos y esperanzas, aborda la dimensión pastoral, buscando un rostro amazónico eclesial, dentro de una Iglesia poliédrica, un rostro local con dimensión universal, desafiante ante las injusticias, inculturado y misionero, siguiendo el magisterio de la Iglesia y el caminar de la Iglesia latinoamericana y caribeña desde Medellín a Aparecida, una comunidad con santos y mártires (107-114 y nota 50).

En sus diversos capítulos se desarrollan diversos temas de gran densidad teológica y pastoral:

-inculturación e interculturalidad (112-113), frente a una Iglesia con la herida todavía abierta de un pasado colonial y patriarcal (114-123)

-una liturgia inculturada, con nuevos signos y símbolos y sacramentos accesibles a todos (124-126)

-el tema de la organización de las comunidades es seguramente el más novedoso y posiblemente conflictivo: se pide pasar de una pastoral de visita a una pastoral de presencia (127-128) y se sugieren nuevos ministerios para responder a las necesidades de los pueblos amazónicos:

-vocaciones autóctonas de hombres y mujeres (129 a 1,)

-“Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana “(129 a 2)

-“Identificar  el tipo de ministerio oficial que  puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy despeñan en la Iglesia amazónica” (129 a 3 )

-se habla de la importancia del rol de los laicos, su liderazgo y su formación (129 b 1-4), especialmente de las mujeres, no siempre valoradas y que deben ser consultadas, de modo que la Iglesia acoja el estilo femenino de actuar (129 c)

-la vida consagrada  ha de ser alternativa, profética, inter-congregacional e inter-institucional;que los misioneros aprendan las lengua y cultura del lugar (129 d, 1-6)

-se habla del diálogo con los jóvenes, de su acompañamiento, ya que se encuentran entre el mundo indígena y moderno, sobre todo cuando emigran a las grandes ciudades y pueden ser víctimas del narcotráfico, trata de personas, adicción a drogas y alcohol (129 e, 1-5)

-se trata de las diócesis de fronteras, para un trabajo pastoral conjunto (129 f 1-3) y se sugiere “considerar la necesidad de una estructura episcopal amazónica  que lleve a cabo la aplicación del Sínodo” (129 f, 3), así como la creación de un fondo económico para implementar las propuestas del Sínodo (129 f, 4)

En los capítulos siguientes se habla de la evangelización de las comunidades, en cuya tarea los indígenas sean protagonistas(135), del diálogo  ecuménico e interreligioso( 136-139), de la misión de los medios de comunicación (140) y del rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral: una Iglesia en salida, comprometida con los derechos de los pueblos indígenas (143), una Iglesia en escucha, ya que en la voz de los pobres está el Espíritu, puesto que los pobres son un lugar teológico (144), una Iglesia no indiferente ante los que oprimen los derechos humanos y asesinan a los indígenas ( en Brasil, entre 2003 y 2017, 1,119 indígenas fueron asesinados por defender sus territorios) (145), una Iglesia que denuncie  los modelos extractivistas que violan el territorio  y los derechos de las comunidades, en alianza con los movimientos de base que defienden una agroecología, escuchar el rito de la Madre tierra agredida y herida por el actual modelo económico depredador, promover la dignidad e igualdad de la mujer en la esfera privada, pública y eclesial, promover una nueva conciencia ecológica, implementar la opción por los pobres en los pueblos indígenas, colaborar en los espacios de incidencia regional, global e internacional para denunciar la vulneración de los derechos humanos y configurar la fisonomía de la Iglesia amazónica (146).

En la Conclusión se reitera que estas voces amazónicas interpelan a dar una nueva repuesta a las diversas situaciones y usar nuevos caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo.

Se acaba  implorando el amparo de María para que este Sínodo sea expresión concreta de una Iglesia en salida y la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres (147).

Puntos neurálgicos teológico-pastorales.

Ante el Instrumentum laboris ha habido varias reacciones públicas significativas. Es sorprendente que muchos medios de comunicación solo se hayan fijado en el nº 129 b) del Documento de trabajo (Instrumentum laboris) sobre la sugerencia de la ordenación sacerdotal de indígenas aunque tengan ya familia constituida, mientras han silenciado los 146 números restantes. ¿Por qué estos medios están de repente tan interesados en la pastoral eucarística dominical amazónica y silencian el clamor del pueblo amenazado de muerte? ¿Es algo casual?

Algunas personalidades eclesiáticas europeas han calificado al Instrumentum laboris de herético, panteísta, que niega la revelación y la necesidad de la salvación en Cristo, mitifica a los indígenas, es una ecología biodegradable, contraria al progreso y que nos quiere hacer volver al arco y las flechas.

En realidad estas acusaciones y otras parecidas no son tanto una crítica al Documento de trabajo cuanto al Concilio Vaticano II y al Papa Francisco.

Veamos algunos de los puntos neurálgicos que se ventilan en el Sínodo

1.Aterrizaje de Laudato sí y paso de  una eclesiología exclusivamente centrada en la Iglesia universal a una eclesiología inclusiva, abierta a la Iglesia local, que no es parte sino porción de la Iglesia universal, como ya proponía el Vaticano II, que reconoce la singularidad histórica y  cultural de un lugar humano determinado que justifica  la posibilidad de una Iglesia local  (concretamente  aquí la Amazonía), con sus particularidades teológicas, litúrgicas, espirituales, pastorales y canónicas (LG 23; SC 37-40; AG 22; EN 62; UR 4). Esta afirmación de la Iglesia local lejos de ir contra la unidad eclesial, la manifiesta mejor (OE 2).Esto justifica la exigencia del rostro amazónico de una Iglesia regional y sinodal, en una Iglesia universal poliédrica.

2.Profundizar la teología de los signos de los tiempos del Vaticano II (GS 4;11;44) y  discernir en el clamor del pueblo la voz del Espíritu presente en la historia que nos interpela y manifiesta la voluntad de Dios. Esto no va contra la teología de la revelación divina, sino que actualiza. Esta fue la forma de actuar los profetas de todos los tiempos, esta fue la forma de actuar Juan XXIII en el Vaticano II y de los obispos latinoamericanos en Medellín 1968, esto es lo que se desprende de Episcopalis communio y de la necesidad de escuchar al pueblo. En este contexto histórico y pastoral se puede afirmar que los pobres son un lugar teológico privilegiado, donde Dios se nos revela

3.Importancia de la opción por los pobres, con un fundamento bíblico y  de toda la Tradición eclesial, que hoy se concreta en la opción por los pueblos amazónicos, no solo pobres sino otros y diferentes, defendiendo sus derechos humanos, su derecho a la tierra y a su identidad cultural y denunciando proféticamente la explotación de grandes consorcios empresariales, financieros y políticos, que en busca de su lucro, oprimen a los pueblos, destruyen su hábitat, amenazan a sus líderes y llegan hasta asesinarlos. Esta defensa de los pueblos amazónicos y de su territorio tiene una dimensión universal, pues es una defensa del planeta, de nuestra casa común. No se puede separar el clamor de los pobres del clamor de la tierra, pues los pobres son las primeras víctimas de la agresión a la Madre tierra. Todo esto exige una conversión a la justicia y a una ecología integral. Laudato sí no es una encíclica simplemente verde sino una encíclica social.

  1. La defensa de los pueblos amazónicos y de su identidad cultural y espiritual no significa que se los considere sin defectos, ni que se les excluya de un progreso respetuoso con la naturaleza, ni que el mundo moderno tenga que volver la selva, ni que estos pueblos no necesiten conversión. Tampoco es panteísmo el respetar su armonía con la naturaleza y su espiritualidad cósmica, su amor a la Tierra madre, como expresó Francisco de Asís y el Papa Francisco expone en la Laudato sí. La posibilidad de salvación fuera de la pertenencia a la Iglesia cristiana, es doctrina del Vaticano II.
  2. Es necesario profundizar en una visión integral de la vida que incluya desde las dimensiones más materiales del pan de cada día a la cultura, “tierra, trabajo y techo”, a la espiritualidad y la comunión con la vida divina que se nos comunica por Jesús. De ahí la necesidad de defender la dimensión histórica de la salvación, superando todo dualismo. El Reino de Dios no es solo interior y escatológico sino que también tiene su dimensión histórica. De ahí que la evangelización sea inseparable de la promoción humana y la defensa de la vida amenazada,
  3. Es necesario profundizar la importancia eclesial y vital de la eucaristía. La Iglesia hace la eucaristía y la eucaristía hace la Iglesia. Sin eucaristía la Iglesia languidece y muere. La eucaristía tiene no solo ua dimensión comunitaria y social sino cósmica, pues en ella la creación, pan y vino, se transfiguran y hacen presente al Señor resucitado y anticipan la escatología de los nuevos cielos y la nueva tierra del Reno.

Por todo ello no se puede privar durante años enteros a las comunidades sin eucaristía por falta de ministros y grandes distancias, con el riesgo de que las comunidades devengan comunidades evangélicas de la Palabra.

De ahí la urgencia de dotar a las comunidades de ministros ordenados para la evangelización, el servicio y la celebración de los sacramentos, sobre todo la eucaristía. La consulta a los pueblos amazónicos es clara y piden la ordenación de aquellas personas que la comunidad juzgue aptas para el ministerio, sean célibes o casadas, no solo ancianos. Son las comunidades las que deben elegir a sus ministros

No se puede anteponer una ley eclesiástica como es la del celibato obligatorio para el ministerio presbiteral en la Iglesia latina por encima del derecho divino a la eucaristía. Tanto más que el celibato no se exigía en la Iglesia primitiva y no fue obligatorio en la Iglesia latina hasta el siglo XIII. Tampoco es obligatorio en las Iglesias católicas orientales.

En todo caso siempre es posible la dispensa canónica de una ley eclesiástica en casos concretos, como aconteció cuando tan Pío XII como Benedicto XVI ordenaron respectivamente a pastores luteranos y anglicanos casados que deseaban entrar en la Iglesia católica.

También habría que debatir el diaconado de las mujeres, como se pide en la consulta y que daría a la Iglesia un nuevo rostro femenino y reconocería litúrgicamente el servicio que ya ellas realizan en sus comunidades. Más allá de las diferentes opiniones teológicas sobre si hubo o no diaconado femenino sacramental, el Papa tiene poder suficiente para poder  instaurarlo por motivos pastorales.

  1. Hay que profundizar en el misterio de Dios Padre creador de cielo y tierra, que nos obliga a respetar y cuidar toda la creación. El concepto de creación significa que toda la realidad, cielo y tierra, plantas, animales y seres humanos, tenemos un origen común que es Dios, somos un don de Dios, de un Dios amoroso que quiso comunicar su vida divina hacia fuera. Todas las creaturas estamos como hermanados e interconectados, todos somos frágiles, vulnerables, limitados, todos tuvimos comienzo y tenemos término, dependemos del proyecto amoroso de Dios.

Dentro de la creación, el ser humano, el hombre y la mujer, somos imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 26) tenemos una dignidad y un rol especial dentro de la creación por ser inteligentes y libres.  Pero esta misión no conduce a un antropocentrismo prometeico, despótico y androcéntrico que nos permita considerarnos dueños y señores absolutos de la creación y  utilizar nuestra dignidad a nuestro antojo, víctimas del paradigma tecnocrático, sino que el ser humano es pastor, labrador, jardinero, cuidador de la tierra para poder realizar el proyecto de Dios que es un proyecto de vida justicia, equidad, amor y salvaguarda de la creación, tanto para nosotros como para las generaciones futuras. Esto fundamenta la defensa de la tierra y de los pueblos amazónicos frente a la explotación inmisericorde de su territorio por los poderes financieros y económicos.

8.Profundizar la fe en la encarnación del Hijo de Dios en Jesús de Nazaret que es la fundamenta la inculturación del evangelio en las culturas amazónicas. Jesús de Nazaret se ha encarnado en nuestra tierra. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14), toda la creación ha sido santificada por l encarnación y orientada a la participación de la gloria y de la vida de Dios. Y por el misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús, toda la creación ha sido liberada de la esclavitud del pecado  (Rm 8, 20) y abierta a la resurrección, a los nuevos cielos y la nueva tierra ( Apoc 21,1), al Reino de Dos, aunque hasta que no llegue a esta plenitud escatológica vive siempre en dolores de parto (Rm 8, 22). Todo ha sido creado en Cristo y él es el primogénito  de toda la creación (Col 1, 15), todo tiene en Cristo su consistencia (Col 1, 17) y todo ha sido recapitulado en Cristo (Ef 1, 14).

De ahí se deduce el profundo respeto que merece todo lo creado y la urgencia de que los bienes de la creación estén al servicio de todos, no de unos pocos, de modo que todos los seres humanos puedan vivir una vida digna, sobre todo los pobres que son imagen predilecta de Cristo (Mt 25, 31-45) Y la necesidad de que la Iglesia se encarne e inculture en la Amazonía.

9.Profundizar en el misterio del Espíritu, creador, Señor y dador de vida, agente dinamizador de la creación, el que hace surgir vida desde el caos inicial (Gn 1,2), Es la Ruah divina que está presente en la historia y que a través de profetas y pobres clama por la justicia y la salvaguarda de la creación, sobre todo cuando el ser humano genera injusticia, destrucción y muerte. El Espíritu prepara la venida de Jesús, lo guía en su vida mortal, lo resucita de entre los muertos en Pascua y se derrama no solo sobre la Iglesia sino sobre toda la humanidad y el cosmos, preparando la nueva tierra y los nuevos cielos.

Esta es la razón última del respeto a toda persona, toda cultura, toda religión y espiritualidad y fuente de esperanza pues el Espíritu actúa en la historia desde abajo, desde los pobres, desde el caos, para generar vida en abundancia.

El Espíritu del Señor está presente en culturas y religiones, en movimientos sociales, políticos, ecologistas que defienden  la justicia y el bien de la creación, el Espíritu nos mueve por dentro para que seamos respetuosos del proyecto amoroso del Padre y nos enseña a  orar para que llegue el Reino de Dios que Jesús anunciaba. De ahí la necesidad del diálogo inter-religioso e intercultural para enriquecernos todos con los dones del Espíritu derramados en las culturas y religiones y así preparar los caminos del Señor.

  1. Hay que repensar la teología y su dimensión pastoral en la Iglesia. Como afirmó Francisco en la Facultad de teología de Nápoles el 21 de junio del 2019, la teología, después de la Vertatis gaudium es una teología kerigmática o anuncio de salvación de Jesús, una teología del discernimiento, de la misericordia y de la acogida, en diálogo con la comunidad, las culturas y religiones. No puede ser una teología de laboratorio, una teología pura y destilada sin sabor.

Las personas que se dedican a la teología han ser hombres y mujeres de compasión, afectados por la vida oprimida de los que hoy sufren toda clase de violencias por las injusticias  y marginalidad.

La teología se orienta a la evangelización, que no significa proselitismo, no es apologética, tiene que repensar y revisar los temas tradicionales para dar respuestas a las cuestiones contemporáneas.

En el fondo es retomar el principio de Evangelii gaudium de que la realidad es más importante que la idea (EG 231-233). Por esto tiene sentido y consistencia que un Sínodo eclesial se dedique a la Amazonía y busque nuevos caminos para una ecología integral.

Conclusión.

Después de este largo recorrido, solo nos resta el  desear y pedir al Señor que los Padres sinodales escuchen realmente el clamor del Espíritu que gime a través de los pueblos amazónicos y le den una adecuada respuesta. Veni Creator Spiritus!

[1] Figuras clave de la REPAM han sido los Cardenales Claudio Hummes y Pedro Barreto, junto con la notable competencia y  eficiencia de su  secretario,  el  joven laico Mauricio López que ha sido Presidente de Caritas ecuatoriana y Presidente internacional de las Comunidades de Vida Cristianas (CVX) de espiritualidad ignaciana. 

[2]  Cf www.redamazonica.org

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